Las
Diez Leyes de Shaolin no son religiosas, y trascienden todas las razas y
culturas, en el sentido de que personas de cualquier raza y cultura pueden
estar de acuerdo en que promueven valores dignos y deseables.
Estas
leyes, en la tradición de Shaolin, no pretenden ser punitivas ni restrictivas,
sino más bien medios prácticos para ayudar a sus seguidores a alcanzar los
objetivos fijados; en este caso, ayudarles a alcanzar los mejores resultados
posibles en la práctica del kungfu Shaolin para obtener eficacia en el combate,
alegría de vivir, expansión mental y realización espiritual.
Las
Diez Leyes de Shaolin no tienen fuerza legal: no se puede demandar a nadie ante
un tribunal por no cumplir estas leyes. La obligación es moral. Pero no se
imponen al practicante; el practicante las acepta porque quiere, porque
considera que le son de ayuda en su desarrollo físico, emocional, mental y
espiritual.
Si
alguien incumple las leyes, a pesar de haber recibido advertencia suficiente,
se le puede pedir que abandone el entrenamiento Shaolin, no como castigo, sino
porque el entrenamiento no es apropiado para esta persona.
LAS DIEZ LEYES DE
SHAOLIN
1. Respetar
al maestro, honrar la Norma Moral y amar a los discípulos como hermanos y
hermanas.
2. Enseñar
bien las artes de Shaolin y, como requisito previo, disfrutar de buena salud
física y mental.
3. Amar a
los padres, respetar a los ancianos y proteger a los jóvenes.
4. Obrar
con rectitud y ser, al mismo tiempo, sabio y valiente.
5. No ser
ingrato o poco escrupuloso, ni desobedecer las leyes de los hombres ni del
cielo.
6. No
violar, abusar, hacer el mal, robar, asaltar, raptar ni engañar.
7. No
asociarse con personas malas, ni practicar ningún tipo de maldad.
8. No
abusar del poder, ni oficial ni físico, ni oprimir a los bondadosos o intimidar
a las personas amables.
9. Ser
humano, compasivo y brindar amor, y traer una paz y una felicidad duraderas
para todos.
10. Ser
cortés y generoso, alimentar el talento y transmitir las artes de Shaolin a los
alumnos que lo merezcan.
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