Disciplinas que armonizan el cuerpo y la mente para lograr
la unidad con el propio yo.
Estas disciplinas nos ayudan a conseguir un perfecto estado
corpóreo, una perfecta salud mental, con una mente sosegada y en calma, un temperamento
y disposición más feliz y en perfecta conciencia espiritual.
Una buena manera de comenzar es respirar profundamente, como
ingresamos en la vida, como él bebe que al nacer hace una larga y profunda
inspiración, la retienen unos instantes para extraer las energías vitales y
exhala en un lento vagido, y así principia su paso por la vida.
El inhalar consciente me despierta, me vivifica y me
descubro.
Exhalo más consciente y me relajo, aflojo las tensiones, me
entrego y el cuerpo y la mente ya están dispuestos.
La respiración llega hasta los dedos de los pies y siento
que respiro con pulmones, órganos, músculos, vísceras, y por toda la piel.
Pienso en mi piel y voy sintiendo el roce de la ropa, las partes desnudas, la
diferencia de percibir el aire en las manos y el aire en el rostro, trato de
sentir el cuero cabelludo, la cabeza, la columna vertebral y las plantas de los
pies; como me afirmo en la tierra, si el peso del cuerpo esta bien equilibrado.
Traslado la consciencia el equilibrio y me olvido de atender la respiración,
que continua ya naturalmente en forma rítmica; siento los hombros, el tronco y
lo acomodo en perfecto equilibrio con la pelvis equilibrando el peso en las dos
piernas como si fueran las dos columnas sustentadoras del templo. Dejo que los
pies soporten equilibradamente el mismo peso, que los brazos cuelguen, la
cabeza erguida, pero muy relajada, siento la columna vertebral y me descubro en
perfecto equilibrio y de pie, como el primer paso que voy a dar a la evolución
consciente.
Me siento responsable de esta evolución y soy transformado
en lo que pienso.
El que quiere su libertad la tiene que conquistar.
El éxito depende del esfuerzo. Y el cuerpo ya esta relajado,
pero la actividad mental continua. Entonces ocurre mansamente la auto entrega,
libremente consentida y sin expectativas a la disciplina.
Hacer que el viento y
el espíritu se abracen
y no pueden
separarse.
Hacer que el respirar
te vuelva tierno y
fresco como un niño.
Comprender todas las
cosas.
Ser... como si no se
supiera nada.
-Lao Tse-
Y se aquieta la mente, voy entrando en mi silencio interior,
entro en el misterio profundo del silencio.
Vuelvo la atención a la respiración. Hay una estrecha
relación entre la fisiología de la respiración y la psicología del
comportamiento. Los sabios dicen: “Dime cual es tu forma de respirar y te diré
cual es tu conducta”. Es el ritmo de la respiración que me hace despertar en
estado superiores de conciencia.
Empiezo a sentir el cuerpo y observo los pensamientos, lo
más denso, y descubro lo sutil, la atención en la respiración ya no es el
oxígeno que entra y sale por las fosas nasales siento la energía que sube junto
con los brazos como si fuera elevada con las manos, con la exhalación, la
energía transita por la línea media del rostro, desciende por el cuello, pecho,
vientre y llega al perineo, en la parte media y central de la base del tronco.
Al principio hago uso de la imaginación para sentir la
energía.
Einstein decía: “La imaginación es mas importante que el
conocimiento”. Pero si me concentro, en la segunda o tercera respiración ya
percibo mi energía y descubro mi “chi”.
El chi fluye por los meridianos corporales cuando el cuerpo
esta en perfecta naturalidad y salud. La energía fluye libremente hasta que la
bloqueamos por las malas posturas, tensiones, mala alimentación, poco
ejercicio, estrés.
Empiezo a moverme suavemente, movilizando las articulaciones
–estas son las grandes compuertas para equilibrar el flujo de energía por los
meridianos-, y siento el cuerpo flexible y relajado como cuando era niño. Al
movilizar la columna se relaja la espalda, me masajea el sistema nervioso y me
instalo en un espléndido y glorioso hoy; estoy presente en el ahora, el ayer ya
paso y el mañana depende de lo que vivimos hoy, y cuando sea será presente,
será “ahora”, y aquí y ahora es la eternidad.
“El silencio es el único camino eficaz de retorno al propio
centro” y voy despertando en la conciencia de mi recinto interior, sin perder
la conciencia de: ¿dónde estoy?, ¿qué hago?, ¿cómo lo hago?. Percibo mi energía
abierta desde mi centro, sin trabas, es la fuerza vital que surge
espontáneamente como la respiración relajada, como la circulación de la sangre
y empiezo a sentirme libre al descubrir que la energía que fluye por mi es la
misma que fluye por todo el universo, y me sumerjo en el océano infinito de la
energía cósmica.
Descubro mi equilibrio, mi meditación, para unirme y
despertar en mi ser y vivirlo en todo y en todos, para descubrir la unidad
dentro de la diversidad, para saber cuando me comporto como persona y cuando
como individuo, para comprender que cuando el ego asume el primer rol, estoy
dormido, descentrado, muy lejos del equilibrio y de la armonía que me une a
todo el universo.
Carlos F. Alemán