La Sonrisa Interior es
una verdadera sonrisa dirigida a todas las partes del cuerpo, incluyendo los
órganos, glándulas y músculos, así como el sistema nervioso.
Una auténtica sonrisa transmite energía
afectuosa, que tiene el poder de animar y curar. Sólo hay que recordar alguna
ocasión en que nos hemos sentido preocupados o enfermos y alguien, quizá un
extraño, nos ha dedicado una sonrisa amplia: súbitamente nos hemos sentido
mejor.
En la antigua China, los
Maestros taoístas ya conocían el poder de la energía de la sonrisa. Practicaban
la Sonrisa Interior, para mover la energía chi y producir un alto nivel de ésta
y obtenían como resultado salud, felicidad y longevidad. Sonreírse a sí
mismo es como dejarse acariciar por el amor, y el amor puede curar y
rejuvenecer. La Sonrisa Interior dirige la energía de la sonrisa a los órganos
y glándulas fundamentales para la vida. Irónicamente, aunque prestamos mucha
atención a la apariencia externa, pocos somos conscientes del aspecto de
los órganos internos, de su localización o de sus funciones. Es más, somos
insensibles a los sutiles avisos que nos envían cuando los maltratamos con
dietas inadecuadas y con formas de vida poco saludables. Somos como un
jefe que nunca prestara atención a sus empleados y que se enfadara cuando algo
sale mal. Si nos familiarizamos con los órganos y glándulas,
apreciamos lo que hacen y aprendemos a descifrar sus mensajes.